En octubre no hay milagros...pero sí propaganda de navidad

>> martes, octubre 23

Hace algunos años ya me sentía sorprendido por las propagandas de navidad en pleno noviembre, me parecía una exageración, ahora ya empezaron en octubre...como buen amigo de un par de anarcopunks (no Dennis, no diré tu nombre...oops) me preguntaba que día será el de la gran revuelta por el chorro que colmó el vaso. Pero ya estamos demasiado acostumbrados, todo se compra , todo se vende, la gente está demasiado ocupada en sus vidas, en leer o hacer blogs (como este)... por otro lado unos sueñan revoluciones pero no hacen ni una casita para quien no tiene... Pero eso en nada pone en discusión el hecho de que el mercado de valores, religiones, bienestar, sueños, placebos está tan metido en nuestra occidentalizada vida que parece que no hay nada por hacer ...lo siento mayo del 68 por no pedir lo imposible...

Cuánta razón tienes Gabo, lo leí de ti el año pasado , pero se merece nueva posteada.


Estas Navidades Siniestras
GGM

Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad . Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David . 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran ademas muchos millones que no lo han creído nunca, pero le gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Seria interesante averiguar cuantos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.

Lo mas grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando solo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era mas grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran mas grande que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos : el paisaje de Belen era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche mas grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de transito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalen. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que habría de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era mas bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros mal copiados del aduanero Rousseau.

La mistificación empezó con la costumbre de que los jugetes no los trajeron los Reyes Magos - como sucede en España con toda razón -, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos mas temprano para que los regalos llegaran pronto, y eramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenia mas de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no solo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los jugetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Ademas , por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quede en el limbo. Aquel día -como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria - perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París , que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar mas en el amor y menos en la píldora.

Todo aquello cambio en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural . El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses , que es el mismo Papa Noel de los franceses , y a quienes todos conocemos demasiado . Nos llego con todo : el trineo tirado por un alce , y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad , este ursurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolas ,un santo al que yo quiero mucho y porque es el de mi abuelo el coronel , pero que no tiene nada que ver con la Navidad , y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica , San Nicolas reconstruyo y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve , y por eso lo proclamaron el patrón de los niños . Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25 . La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII , junto al árbol de los juguetes , y hace poco mas de cien años paso a Gran Bretaña y Francia . Luego paso a Estados Unidos , y estos nos lo mandaron para América Latina , con toda una cultura de contrabando : la nieve artificial , las candilejas de colores, el pavo relleno y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar . Con todo , tal vez lo mas siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo : esas tarjetas postales indigentes , esas ristras de foquitos de colores , esas campanitas de vidrio , esas coronas de muérdago colgadas en el umbral , esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del ingles ; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.

Todo eso , en torno a la fiesta mas espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando donde desaguar , o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala . Mentira : no es una noche de paz y amor , sino todo lo contrario . Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere . La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables : la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedo viuda hace quince años , a la abuela paralitica que nadie se atreve a mostrar . Es la alegría por decreto, el cariño por lastima, el momento de regalar porque nos regalan, y de llorar en publico sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobro de la Navidad anterior : la crema de menta , el licor de chocolate , el vino de plátano . No es raro, como sucede a menudo , que la fiesta termine a tiros . Ni es raro tampoco que los niños - viendo tantas cosas atroces - terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.

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