Sueño, sesión jueves 06 de septiembre

>> viernes, septiembre 7

N, M, y A conversaban en una casa en forma de Cruz (como las iglesias), estaban parados sobre la mano derecha, y yo me acerqué, al notar mi presencia, me hicieron un espacio, yo no sabía qué decir, N, parado al lado de una ventana gótica desde donde se podía ver el mar cambió la conversación muy sutilmente, hablaba de libros (muy raro en él) y de sus autores, latinoamericanos todos; sólo atiné a decir : por eso me gusta tanto el fútbol como la literatura, porque somos los mejores del mundo en eso, todo se resume en emoción...de pronto A y M ya no estaban, ahora había una serie de tres habitaciones al lado izquierdo sobre dónde antes me pareció ver sólo una pared, por las puertas apenas abiertas sólo se podía divisar algunos centímetros de cama y algunos pies moviéndose dentro de ellas, caminé hacia la mitad de la casa, había ahora un personaje más, decidí cambiar de identidad, tomar el cuerpo de otra persona, y así sucedió, pensé que sería buan idea estar como algún día lo leí de Gosta Agren , sentado sobre una banca, con una carta sobre el regazo y un gato asoleándose (no fue él , lo sé, pero quisé creerlo en ese momento).

Caminé hacia el fondo de la casa, me miré al espejo, cabello castaño, corto por detrás y medio largo por delante, una risa malévola, pero mirada tierna, buena combinación; esa parte de la casa me recordaba la casa de mis abuelos maternos, y entraba aquella rojiza luz de las tardes, doble hacia la derecha donde siempre estaban los gatos, y sólo estaba Ignacio, lo tomé sobre mis brazos y caminé con él hacia el otro extremo de la casa con la mirada siempre hacia adelante para evitar saber lo que ocurría en las habitaciones de los costados. Finalmente miré de reojo la penúltima habitación, E parecía estar dentro, A entró en la última habitación frente a la cual yo aún no había pasado, estaba en la parte de adelante de la casa, había una puerta antes de llegar allí , ahora esa parte era la casa de mis abuelos paternos, me senté en el sillón de la esquina, al costado de la puerta, cuando alguien abría la puerta para entrar a esta parte uno sentado en el sillón podía quedar oculto, era el triángulo más inmenso y más pequeño del universo, tomé al gato en mis brazos y empezé a balancearme sobre el viejo sillón, llegó la noche, mi hermano me dió una frazada, me percaté que frente a mí había una escalera, escuchaba a dos personas hablando en la parte alta, miraba y no podía verlas, una voz de mujer, una chica hablando de un concierto, y luego extasiada, gimiendo, en un absoluto orgasmo, contaba los pormenores de los eventos post concierto, y de lugares cuyos nombres yo podía leer en mi frazada, había otra chica arriba pero también hablaba con ella, pensé que habría una tercera persona que quería estar oculta, solté el gato y salí a caminar, la habitación de A desde que entré ya había desaparecido.

En la calle mucha gente me miraba, intenté pasar desapercibido, apareció nuevamente E, me pidió que lo acompañase, eso hice; llegamos a una avenida, él tomó una lata de pintura spray negro y la roció sobre la vereda, alguna forma extraña, primero casi rectangular , luego recto, seguíamos caminando y seguía pintando recto, luego algunas formas extrañas, y ya habíamos acabado. Seguimos caminando, e hizo por segunda vez la misma figura en la vereda; una señora en el tercer piso de un edificio nos miró y murmuró: es sólo otra intervención, nada más, esos intentos vanos de convencernos, estoy segura que no es para nosotros. Metros más allá empezó el graffiti nuevamente, me di cuenta, estábamos dibujando árboles, continuamos hasta llegar a la esquina, al frente varios policías, pero eso no nos podía detener, E me hizo una seña y yo caminé hacía los policías, me miré en el reflejo de las lunas de un auto, era yo de nuevo, pero con el cabello corto y una lata de pintura en las manos, pasé en medio de los polícias mientras E seguía pintando, quedaron mirándome como a un delincuente a quien por el momento no hay nada que probar, cambié de calle para encontrarme con E, vigilaba de reojo a los polícias, ya no estaban, al frente un edificio con la luna llena detrás de las nubes sobre su azotea, miré un par de segundos, una persona nos tomó una fotografía...es algo grande estoy seguro, le comenté visiblemente alterado a E. Habíamos llegado a la puerta de la casa donde comenzó todo este sueño. Mierda es un sueño, y la chica debe seguir gritando allí. Desperté, miré la hora, 6:35 am.

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