Kuntur , Lucho Quequezana, PERU

>> lunes, febrero 27

"Está, pues, esclarecido, que de la civilización incaica más que lo que ha muerto nos preocupa lo que ha quedado."  - José Carlos Mariátegui



Después de escuchar el disco y su bien lograda expresión musical, me vinieron a la mente muchas preguntas, imginaba a un José Carlos Mariátegui y su "peruanicemos al Perú", afligido, tal vez él hubiera sido más ácido que Iván Thays, una metáfora simplista viene rauda a mi cabeza, a veces parece que la comida y la música   peruana estuvieran escondidas como en un cuento en una historia de la que nadie se quiere hacer cargo, escuchar la canción Landó sin letra, es una linda experiencia, pero cuando oyes a Nicomedes Santa Cruz hablar del landó (lundú africano) es inevitable mirarnos al espejo en perspectiva histórica. Esta exploración de ritmos peruanos tiene un sabor a novoandino, que a veces sugiere "deshacerse" del fondo, de la sustancia, y dejar lo accesorio, lo trivial, lo plástico, como una foto turística, como celebrar los 100 años del descubrimiento occidental de Machu Picchu por un explorador norteamericano que fue guiado por un peruano hasta el lugar, y con pompa hacer homenajes, rendir gran pleitesía, y no tener ni idea de dónde están los descendientes de Pachacutec, antiguo peruano que construyó el complejo.

Comida peruana, diseños artísticos peruanos, música peruana, monumentos arqueológicos peruanos, pero, en la foto falta algo, no?   Los peruanos!

Atrapado el ex Senderista y actual  narcotraficante "Artemio", sobre quien por casi 20 años se tejieron inumerables psicosociales, él y no más de 50 hombres han servido a políticos de turno para reavivar el miedo por una sangrienta organización criminal como Sendero Luminoso, agrupación que murió tras la captura de su líder máximo, y la posterior firma de rendición, y por or cuyos horrendos crímenes perpetrados todos los responsables deben rendir cuentas a la justicia.  "Artemio" fue responsable de muchos de ellos, y debe dar cuenta, pero no olvidar que tras la desaparición de Sendero Luminoso  sólo ha hecho movimientos ligados al narcotráfico, guerra que vamos perdiendo, la frágil memoria peruana no recuerda los narco buques, o la droga transportada en el mismísimo avión presidencial, o los acuerdos entre Generales del Ejército, Vladimiro Montesinos, y los narcotraficantes. Nadie ve, nadie quiere ver. Durante los años de violencia política murieron 69,280  peruanos según cifras de la CVR, de los cuáles 40% (27,712) como consecuencia de acciones de Sendero Luminoso, pero un 30% (20,784) como producto de acciones de agentes del Estado, ambos derramaron sangre peruana, y  fosas comunes se iban llenando, de fondo se escuchaban paisajes musicales probablemente no tan refinados como los de Quequezana, pero sí con una profundidad insondable, pero nadie sufre porque ningún agente del Estado es puesto frente a la Justicia.

Las causas estructurales que propiciaron la aparición de Sendero Luminoso son heridas que siguen abiertas, que se siguen sufriendo tras huaynos, tonderos, landós...

Esta no es una crítica al muy buen trabajo artístico de Lucho Quequezana, sino al país que estamos construyendo y al contexto y valor que debe tener cada cosa.

PERUANICEMOS AL PERU

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