Ya no habrá llanto ni pena ni dolor ...

Durante los 2000, viví una época intensa de "música subte", madrugadas en Caylloma con Quilca, cuanto festival en huecos del Centro de Lima me veían llegar, veía el submundo anarko-punk, vegetarianos, defensores de animales; si bien siempre estuve un poco distante de sus propuestas, pues en ocasiones no resistían un mediano análisis, me gustaba su honestidad, eran pocos los honestamente rebeldes, padres de familia con crestas junto a sus hijos que aprendían a caminar, era una visión agradable.

También abrió una nueva dimensión en mi relación con el Centro de Lima. Hace poco volví invitado por un amigo a un bar llamado "Yacana", bonito lugar, pero que diferente a lo que frecuentaba por aquellos años, la gente era increíblemente distinta, la gente en este bar era muchísimo menos intensa y apasionada, y la verdad nunca vi tantos poseros juntos. Recuerdo que los lugares que frecuentaba hacían que el CC El Averno pareciera el Museo de La Nación, un lugar de lujo.

La música de esos años se convirtió en el soundtrack de mi vida. Grupos desconocidos con los que bebía una que otra porquería.

Le debo mucho a esa época.