La búsqueda de la felicidad
>> sábado, junio 20
"Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad" - Miguel de Unamuno
Para buscar la felicidad hace falta ser muy valiente me decía una chica a quien quiero mucho, me lo decía sin decírmelo.
Es raro como cuando hablamos de felicidad asociamos rápidamente ese "estado" a sensaciones, a recuerdos, a momentos cúspides, muchas veces recordarlos nos mantienen aún en ese estado. Una amiga una vez me dijo que un (ex)enamorado le dijo que "la felicidad no era el sentido de la vida", para ella era un motor, así que lo dejo, pues ella sí quería ser feliz.
Cuando, inevitablemente, asociamos la "felicidad" a hechos o circunstancias sin querer creamos fórmulas tan estructuradas, y lo amorfo que es en realidad la felicidad se nos va de las manos.
Ser infeliz sin embargo se asocia con un vacío especial, especial porque es distinto que la nada, es pura ausencia, de fuerzas, de valor, de ánimos, y ocurre en una veretiginosa sucesión de sensaciones, que nublan, que entristecen.
Entonces felicidad no es sólo alegría... recuerdo haberme sentido alegre caminando descalzo de vuelta del colegio a mi casa cuando tenía 7 años, o cuando viajaba 8 horas para poder ver a mamá, o cuando volvíamos abrazados con mis amigos después de deambular por el desierto buscando sombras en las dunas.
Todo el mundo busca la felicidad, en ocasiones planifica e intenta vivir intensamente ciertos momentos. Extraño mucho a esa gente que puede ser feliz en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, o más bien que me puede hacer feliz en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, aún cuando el ambiente es triste. Como cuando recibes un no, silente, como anoche. O cuando decides un no, que a su vez es un no para ti mismo.
Ser infeliz sin embargo se asocia con un vacío especial, especial porque es distinto que la nada, es pura ausencia, de fuerzas, de valor, de ánimos, y ocurre en una veretiginosa sucesión de sensaciones, que nublan, que entristecen.
Entonces felicidad no es sólo alegría... recuerdo haberme sentido alegre caminando descalzo de vuelta del colegio a mi casa cuando tenía 7 años, o cuando viajaba 8 horas para poder ver a mamá, o cuando volvíamos abrazados con mis amigos después de deambular por el desierto buscando sombras en las dunas.
Todo el mundo busca la felicidad, en ocasiones planifica e intenta vivir intensamente ciertos momentos. Extraño mucho a esa gente que puede ser feliz en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, o más bien que me puede hacer feliz en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, aún cuando el ambiente es triste. Como cuando recibes un no, silente, como anoche. O cuando decides un no, que a su vez es un no para ti mismo.
Aunque no tengo la fórmula de la felicidad, la busco incansablemente, y me gusta mucho una metáfora, la novena sinfonía.
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